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Mostrando entradas de diciembre, 2011

Año 2012

Desde la aparición del ser humano en la tierra, ha tenido creencias, mitos e ideas que de alguna manera le expliquen el misterio que se esconde en el hombre y la naturaleza. De modo que cada inicio de año. comemos doce uvas y en cada uva un deseo, tiramos doce monedas al piso, vestimos de amarillo y rezamos a nuestro santo preferido para que se cumplan nuestros deseos. Sin embargo,no es lógico, razonable y real, que en un solo pedido baste para los 365 días del año. Si bien cábalas son cábalas; valdría trabajar toda la vida en aras de conseguir nuestro objetivo mayor. Así Dios se demoró hasta 7 días para crear Esa es la mejor explicación, el trabajo cotidiano que lleva a la felicidad, es el mejor esfuerzo y nuestra mejor cábala. Laboremos consciente mente y en cada esfuerzo dado despleguemos también la felicidad. Habremos alcanzado el más caro anhelo y el deseo más ferviente. Feliz Año 2012 y que se cumplas sus más caras aspiraciones. Un fuerte abrazo.

Segundo, con nosotros, en Navidad

Noche brillante, cielo estrellado, y cantos del alma en el pentagrama de tu corazón y en el de la humanidad. Segundo puntual, con sus manos bondadosas extendiendo ese documento esperanzador en el que cifrábamos la continuación de nuestros pasos por la tierra, la alegría de entender a Ino Rossi, Maruja Barrig, Arguedas y otros autores de escritura sociocultural, y aún sin padres, forjàndonos una carrera universitaria para felicidad de nosotros mismos. Vegetación exuberante, brillante como el mismo sol; fresca y natural como el agua fuerte del Quilcay. Ya docente universitario y muy preocupado de su profesión, adquiría con emoción sus textos con el cuarenta por ciento de su paga; se daba maña para vivir, comer y estudiar. Mientras yo, pensativo, disfrutaba de la mayoría de su esfuerzo. Nunca me miro extrañado; por el contrario, me alentaba: “estudiando se triunfa”. Horas nocturnas de suspiros, bañando mi pecho emocionado, agua clara ilusionada, recorriendo el sin fin de la palabra vi

La Navidad

Suenan las campanas espirituales esta noche de cristiandad, y todos nos reunimos para reconocer a Dios como nuestro creador. Nuestro hermano mayor, Hipólito, convocaba a los hermanos menores y a sus hijos. Nos abrazábamos y pedíamos bendiciones al Señor. Sacaba debajo de la mesa una bolsa negra y decía, para Segundo, para Juan, para Carmen, para Peco, para Camucha. Había tanto amor en sus palabras y mucha alegría para dar los pequeños regalos, que nunca tuvimos en nuestra infancia. Con el tiempo, tuvimos que estudiar y aprender una profesión para ganarnos la vida. Segundo se fue a Huaraz a trabajar en la Universidad, y tuvo que hacer su doctorado por exigencias académicas, se hizo conocido y es un respetable docente que goza de prestigio y afecto en esa fría ciudad, la literatura era su pasión. Las noches tardes y madrugadas en las que yo tornaba a casa, con una guitarra en la mano derecha y un cajón en la mano izquierda, siempre lo encontré estudiando. Bebido y alegre lo desafiaba, qu