Pensamiento para el cambio
Sol tibio, verdor relajante, y aire ligero que va a la mar, como diría Antonio Machado, buen día en la Universidad. Un profesor se pavonea, “yo lo digo y se acabó, así debe ser, las normas son diferentes a lo que tú piensas, yo soy el único que tiene la razón”. Maltrata emocionalmente a los alumnos, y arroja al pupitre las asignaciones. Dice otro docente, “así califico yo y tienen cero, es mi manera de trabajar”, no escucha. Si bien no concluyeron las tareas, avanzaron el 70 % y merecen, en justicia, una nota que refleje parte del logro, además que hubo tres exámenes juntos. Estas expresiones son rígidas, autoritarias, dogmáticas y fundamentalistas. En el libro “El pensamiento flexible”, Walter Riso, sostiene: “una mente dogmática es aquella que vive anclada en sus creencias de manera radical, inamovibles, más allá del bien y del mal, procesos defensivos que pretenden sobrevivir a cualquier costo, incluso a través de la ignorancia”. Les afectan las voces dive