El MIto en la obra de Watanabe (2)
Otro poeta migrante de la generación del 70 es Enrique Verástegui, que evoca a su Cañete y sus viajes de este a la capital. También lo fueron: César Vallejo, de Santiago de Chuco a Trujillo y luego a París, Abraham Valdelomar de Ica Lima, Ciro Alegría de Huamachuco a Trujillo. Solía decir José Watanabe que siempre llevaba a Laredo en su corazón y que en el más lejano sitio en que se encontraba le parecía que estaba caminando por las calles de su pueblo. Escuchemos En El Cauce Vacío, que retrotrae su niñez por las aguas del río y del florido valle Santa Catalina. En Verano, Según la ley de aguas, el río Wichanzao no viene a los cañaverales Los parceleros lo detienen arriba Y lo conducen al pan llevar Aquí en el cauce queda fluyendo una brisa, un río invisible Camino pisando los cantos rodados enterrados en el limo Y mirando los charcos donde sobreviven diminutos peces grises Que muerden el reflejo de mi rostro. Los pequeños sorbedores de mocos ya no lo atrapamo