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Mostrando entradas de enero, 2024

Los sesenta y tres años de El Coronel…

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  “Por sus novelas y cuentos, donde lo fantástico y lo real se funden en la compleja riqueza de un universo poético que refleja la vida y conflictos de un continente”. ACADEMIA SUECA Pasarán nuevos años. El dormitorio siempre será demasiado estrecho para la respiración de la esposa vieja y asmática del Coronel. Agustín, el hijo difunto a quien le apasionaba la armónica continuará mirando al gallo alimentado por la pobreza de sus padres. En el recuerdo quedará el honor y la gloria de una guerra, cuyo tributo será la pensión ilusoria de todos los viernes, durante muchos calendarios. Don Sabas, ostentoso y deshonrado, además rico y orgulloso, exhibirá sus bienes materiales, no del buen trabajo son adquirido por malas artes, escudándose en la burocracia de su país. Puntualmente el Coronel acudirá al correo, en medio de la agonía para ver si el fin de semana le trae la esperanza y salvación, también para leer las noticias junto al médico las informaciones prohibidas por la dictadura militar

EL Poeta, VÍCTOR MANUEL SÁNCHEZ RODRÍGUEZ

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  (En la imagen, el narrador Gerson Ramírez y el poeta Víctor Manuel Sánchez). NOS ENCONTRAREMOS…SIEMPRE, se denomina el presente poema esotérico, significa cerrado, oculto; diferente a exotérico: contrario, público. Es una creación pulcra, cristalina, basándose en la naturaleza y el eterno retorno; en el principio material, que nada se crea, ni destruye, todo se transforma. Es el canto al hijo, y a la evolución no terrenal; sino de otras esferas espirituales. La expresión “Los seres humanos, son sólo una forma de vida, y no la forma de vida más alta…”, da lugar para hablar de otros entes y diferentes mundos. Por ejemplo  de aquel ser pequeño, que apareció en una caleta, caminando encima del mar, o de otro,  de veinte centímetros en un río, con sombrero grande, tipo mejicano y que sólo reía. Lo podemos ubicar en Sólo para tus ojos, JJ Benítez, ed. Planeta, Barcelona 2016. Cuando me vaya…hijo, no vayas a mi tumba y llores. Allí no me encontrarás,  Yo no he muerto.  Me encuentras, En el

CONTADOR DE CADÁVERES

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  De broma, decíamos,  que los amigos, afectados por el sistema nervioso, deberían contar combis, para que se tranquilicen. ¿Qué es de Andrés?, está más calmado, anotó, quinientas unidades durante el día. Mañana le dan de alta. Y ante una imposibilidad diversa, se refería, “anda a peinar calaveras”. El Dr. Eduardo Quirós Sánchez (+), mencionaba en clase de Periodismo, que hacia 1950, “La Industria”, sacó dos ediciones en un día, detallaba la muerte de una persona a manos de su pareja homosexual, quien lo descuartizó, en pedacitos, depositó en un maletín y lo trasladaba como equipaje. Estos decires y hechos eran de impacto y sacudían la sensibilidad de los hombres y mujeres de aquel tiempo; con los años se ha vuelto una rutina la pérdida de humanos. En el cuento inicial, El Río, del libro La rebelión (Asociación Peruano Japonesa. Fondo Editorial Lima 2023) de Luis Fernando Cueto, con las aproximaciones del caso, el personaje principal se dedicaba al extraño oficio de contar cadáveres en

PAZ Y LOYOLA (2021)

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  En la narración, Paz  Y Loyola , (2021), Guillermo Salvador Saldarriaga   presenta disquisiciones sobre la incorrecta escritura, la función de un buen Estado y la vida natural y social de los amantes de las letras, que linda a veces con los celos y la mezquindad, agrupados en un equipo contestatario, llamado Maphiosos. Una muestra del escenario de los hechos, refleja la vida de los intelectuales, sus gustos y preferencias. Leamos:” Las bombillas amarillas de Paz y Loyola dejaban traslucir pequeñas franjas en los muros donde se mostraban carteles de  Yellow Submarine  de The Beatles y la pirámide de Pink Floyd. Cerca de un metro o metro y medio de distancia desde donde nos ubicábamos una de las mujeres, la de cabello rojizo dijo algo al vejete, que pronto supe que se llamaba Charles, quien se llevaba un puro a la boca como Marlon Brandon en  El Padrino . Me quedé mirando al hombre, pensando en su divina suerte de poseer bellas mujeres, al mismo tiempo que veía a Paul jugueteando con s