Rafael Narváez y el ser ideal

Lic. Juan Castro Garcìa,

Comprensivo y estimulador con los estudiantes, asumió las dondiciones intelectuales de un maestro. Propugnó el paradigma de un ser solidario, educado y muy humano; habitante de un espacio real y motivador, desenvuelto en una sociedad civilizada, en la que impere la justicia social y la verdad, como pilares del desarrollo y bienestar nacional. Tal era el universo amado de don Rafael Narváez Cadenillas (Cajamarca 1921-1991). A diferencia de quienes osan grandiosidad y avergüenzan a los alumnos, al contrario de entenderlos, don Rafael nunca se molestò, y por error o aciertos, sabìa ubicarlos y elevarlos fraternalmente. Por eso lo querían, estimaban y lo recuerdan toda la vida.



Y cuando era menester el debate, qué maestría para conducirlo, recuerda el magíster Alberto Moya Obeso, sin hacer que nos sintiéramos disminuidos cuando nuestros argumentos no eran tan convincentes. Y elevándonos, nos parecía hasta el mismo cielo, cuando nuestros argumentos tenían la solidez precaria de los que recién empezábamos. ¿Dónde el secreto del maestro? En el enorme amor que sentía por la humanidad y por el trabajo docente. Lo escuchábamos en el salón ocho de Educación, bautizado por el frío como la Siberia, por los muchachos y muchachas que se labraban unaprofesión para tener un país más alfabetizado, próspero, con mejores niveles de vida y justicia social para todos. Jóvenes soñadores con el único ideal de servir al pueblo, entregando el corazón para que el Perù, reviva.



La sencillez es síntesis de grandeza, acuñò don Manuel Ascención García, a la sazón otro excelente educador. Y fue sencillo y didáctico en la formulación de sus ideas. El Perú es una isla, decía el maestro Rafael. Cuando uno viaja mucho aprecia las grandes ciudades y países, entonces uno puede comparar. Alentaba el crecimiento espiritual e inspiraba respeto su serenidad.

El estudioso, Alberto Moya, lo describe: su rostro reflejaba la serenidad y equilibrio como las suaves olas del mar en calma, o como el vuelo delicado de las aves que deslizan dibujando su paso por el cielo azul. Nunca lo vimos amargado, ni soltar un grito destemplado. Ni siquiera un atisbo de furia en sus ojos. Siempre la paz, el cariño, la leve sonrisa de su faz. Un alma prístina.



Hace poco lo han recordado los amigos cercanos y de su generación, con motivo de la presentación de su libro”Testimonio Pedagógico, memorias de un educador" de la Pequeña Biblioteca de Literatura Regional. Adolfo Alva Lezcano, viejo sabedor de las letras, entrañó en nostalgia y cariño a su apreciado congénere. Los doctores, Alberto Moya Obeso y Saniel Lozano Alvarado, realzaron su obra enfocando su experiencia y sabiduría como maestro de muchas generaciones. "Testimonio Pedagógico, memorias de un educador", de Rafael Narváez Cadenillas (+),(Papel de Viento Editores, Trujillo 2010), es una lección para asimilar un discurso didáctico, cuya fuente de conocimiento es la creación y reflexión inteligente, en aras de encontrar al hombre y mujer ideal, que afronte con positividad las dificultades de la vida, el mundo y la naturaleza.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Me ha servido de mucho leer este artículo, muchas gracias.Att.Alumna de Inicial UNT
Unknown ha dicho que…
Muy satisfactorio conocer la calidad de educador que era.

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