Oswaldo Reynoso

Especial
“EN OCTUBRE NO HAY MILAGROS”
Juan y Melissa Castro
Oswaldo Reynoso, no tuvo un debut oficial auspicioso en la literatura, los detractores calificaron sus obras de inmorales y hasta solicitaron el retiro de su título de Educador, caso por ejemplo de “Los Inocentes”. Pero el tiempo, que todo lo sabe, le ha dado la razón y hoy se desenvuelve elocuentemente con la juventud, enseñándoles como escritor y maestro. Han pasado más de treinta años para que algunos de sus términos sean considerados por los expertos legales de la Lengua. La UPAO le homenajeará esta semana, por su trayectoria y los 30 años de “Los Inocentes”.
Hoy nos referimos a “EN OCTUBRE NO HAY MILAGROS”(1966), que relata diversas historias de la vida real y abarcan el aspecto social, económico y cultural del país. Atrae por su extensión, interés, trama y exposición Don Manuel, un homosexual millonario, de mucha influencia en las esferas gubernamentales, a tal punto que ponía y sacaba a los administradores políticos de la nación. Y Don Lucho, empleado bancario con prejuicios raciales y quien ante un inminente desalojo de su vivienda, despreciaba la oportunidad de vivir con los cholos, negros e indios.
Las acciones suceden en la procesión del Señor de Los Milagros, que convoca multitudes y pone a prueba la fe de los creyentes. El discurso utiliza un lenguaje llano , jerga juvenil capitalina, figuras literarias y una estructura literaria novedosa como la narración de planos diferentes intercalados, para seguir con mayor cuidado la lectura, interés y atención, el aporte del relato interno u omnisciente, conforme sucede en la renovación literaria a partir de 1950, según el maestro Washington Delgado(+).
En la narración se aprecia las viviendas ostetentosas de los sectores pudientes, su colorido y amplitud física para el confort; aparece lo opuesto de la moneda: pobreza, viviendas modestas, incómodas, que sugieren adaptarse a las circunstancias, porque como decía el maestro universitario, Nyler Segura Vásquez (+) de la UNT, “El hombre es un animal de costumbres”.
Hay descripciones de niños jugando en los basurales, animales alimentándose en esta, marchas de protestas, reclamos de estudiantes y trabajadores, medioambiente enrarecido por las bombas lacrimógenas, represión policial contra los manifestantes. Y la fe persistente, frenética, adorada hacia el culto del Señor de Los Milagros y la presencia de algunos fieles que se pegaban mucho, originando la incitación sexual.
Don Manuel, representa la clase económica social poderosa y alta, su acción es decisiva para el control político del país; significa la insensibilidad humana, atropella a los demás con tal de incrementar su fortuna, es la corrupción moral a l utilizar los servicios sexuales de gente modesta, convencida por el dinero y poder; es el lado oscuro de la clase dirigencial de la nación y redunda en la manipulación personal y de los medios de comunicación para defender sus bienes y propiedades.
Alienación Mental
Don Lucho representa la clase media, llena de prejuicios raciales, desencadenando en una alienación mental, que le impide darse cuenta de su propia realidad, de no “pisar tierra”, que le ayude a reformular su vida para superar su estilo vivencial y poseer una vivienda propia, que es el origen de su desesperación y frustración como persona y padre de familia. No podía convivir con cholos, negro e indio.
Por otra parte, apreciamos una masa católica con mucha fe para asistir a las festividades religiosas como el Señor de Los Milagros, que convoca una movilización multitudinaria, en que los asistentes piden favores a la sagrada imagen. Lo opuesto lo constituye Miguel, hijo de Don Lucho, quien desilusionado de la vida y frustrado trata de llegar hasta la imagen para es-cu-pir-lo, sin conseguir su objetivo, es masacrado por la masa y después fallece.
Idealismo, amor a la literatura
Miguel es la consolidación del idealismo juvenil, amor a la literatura y de observación de la existencia “se echaba a andar con las manos en el bolsillo y un cigarro en la boca, por barrios desconocidos; le gustaba descubrir calles y plazas extrañas, misteriosas. Le gustaba también observar a la gente “(pág. 189). Y ”el día que escribió su primer cuento, buscó a sus amigos y les convidó cigarros y cerveza” (pág.190). Pero Miguel también semeja la cobardía, según propia confesión “al no poder hacer nada” ante el desalojo de la casa y no ayudar a su padre y hermanos.
Manipulación de los Medios
Cuando la realidad es emergente y suceden actos de protesta y se cuestiona la función de los gobernantes por falta de iniciativa para resolver los problemas sociales, económicos y culturales, para acallar a los manifestantes; se manipula a los medios de comunicación y se fabrican hechos ficticios: “capturan a tres comunistas que intentaban introducir su ideología al país”.
Ambiciones Políticas
Aunque se dice que la política es el arte y ciencia de gobernar, siempre están presentes las ambiciones de los integrantes de los grupos. “Sus pálidas simpatías por el APRA se desmoronaron, no podía comprender como los jefes de su partido apoyaban y compartían el gobierno con los dueños del banco; pero así es la política, sólo existen las ambiciones personales…” (pág. 130).
Otra identificación es el uso de la jerga juvenil capitalina. “Amalia vamos a mi quaker (cuarto). Para shel (hacer) que cosa? Para que me des tu conchán (vagina, sexo). No contesto porque estoy en esso (regla menstrual)… (pág. 157). Como leemos hay oraciones con productos de marcas de gasolina y aceites motorizados, que son utilizados en otro contexto por la juventud.
El uso de la jerga es generalizada en la juventud de sectores populares y por los medios escritos denominados populares, que combinan sexo, deporte, espectáculo y sangre. Por lo que titulan: “Teclo (anciano) manca (muere) en accidentes”. El estudioso Saniel Lozano Alvarado, manifiesta que el uso personal del lenguaje, refleja el estrato social del hablante, ejemplo en el sector alto se dice cerdo; medio, chancho y bajo, coche.
Manifiestan antropólogos y sicólogos sociales, que la adolescencia es una etapa muy difícil de la vida, voluble y compleja de entender, en la obra aparece una adolescente del tercero de secundaria, que representa la frustración femenina al no poder cumplir su sueño de ser reina, no obstante que fue elegida por sus compañeros del colegio, lo impedía la pobreza de sus padres, la difícil situación económica. “Ella gritó, protestó y lloró desesperadamente. Entonces, su papá, acariciando la negra cabellera, le había prometido ahorrar desde mañana para que el próximo año tuviera con que afrontar los gastos de una reina de primavera. (pág.113). Aquí podemos percibir un aliento poético, fresco, cautivador y hermoso que nos recuerda a la dulzura de Federico García Lorca, el inmortal escritor granadino.
Mediante una revolución están presentes las esperanzas de cambio, de transformación de la nación, de vientos para una mejor administración del pan y la belleza, como decía José Carlos Mariátegui. “Decirte que la revolución socialista depende la acción colectiva y consciente de todos los que, como tú, no tienen un pedacito de tierra en su país, para vivir. (pág. 160).
El volumen trae a la memoria “Las Ratas del Castillo” de Isaac Felipe Montoro, cuyo personaje central, un periodista del diario Última Hora, descubre que los dirigentes del país eran los primeros en corrupción, latrocinios y tratantes de blancas y drogas; pero por su hipocresía social aparecían con ejemplos de moralidad y buen comportamiento.
El nombre de “En octubre no hay milagros”, tal vez se deba a que la religión y la fe todavía no han podido revertir tanto dolor y tanta pobreza que sufre la nación; ausencia de solidaridad. Ausencia de amor y fraternidad. Muchos años se celebra la festividad, muchos años se acompaña la sagrada imagen pero siguen la precariedad y desesperación. Tenemos, según los entendidos, más del cuarenta por ciento de pobreza extrema, de gente que come una sola vez al día o sobrevive con un dólar diario. El texto es irreverente y contestatario a la fe y al culto religioso, a la vez Oswaldo Reynoso (Arequipa, 1931), emplea un lenguaje fuerte para denunciar los males sociales pero que tienten una atmósfera poética y calan en la sensibilidad humana del lector.
Y fue silenciado por la crítica literaria, según el investigador Miguel Gutiérrez; sin embargo el libro es renovador y moderno desde la estructura, utilizando figuras literarias y rompe con la linealidad hasta jugar con los tiempos y usar el monólogo interno o narrador omnisciente. Han pasado más de 30 años para que se reconozca parte de la terminología popular del autor.

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