Campanas de Navidad






Las campanas de navidad  acarician en ansia de la humanidad, llenan el corazón de esperanza y espiritualidad. Llega la nave brillante de la amistad y cariño; los brazos plenos arrullan los bosques maternales y paternales.

Ha venido el Señor para salvar del pecado al mundo, enseñarnos el significado de la humildad y sencillez, transmitir su amor inmenso como el mar, interminable como el cielo y tan grande como su generosidad para estar en la mesa de felicidad, sentados todos, como refiere César Vallejo.

Es una nueva bienvenida para unirnos más, tocando el espíritu para una existencia plena de valores cristianos, morales, sociales y educativos, procurando ser ejemplo de vida, de tal suerte que logremos solidez, desarrollo y progreso. Construyendo alegorías convincentes y reales, ¨desterrando la mediocridad¨, pasiva e indiferente, como pretendía el filósofo José Ingenieros.

¨Vamos a Belén Pastores¨, dice la canción y sigue guiando cada año el sentimiento de las personas para ver al niño Dios en la buena nueva de afecto desbordante, claridad representativa de padres e hijos, aprendiendo del Salmo, ¨como un árbol plantado junto a corrientes de aguas, que dá su fruto en su tiempo, y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará.

El nacimiento representa la sencillez del mundo católico en los hechos cotidianos, en la relación diaria con los demás hermanos, dejando atrás la soberbia y el orgullo vano que destruye el alma y envenena el espíritu, reconociendo que la sencillez es síntesis de grandeza, al decir del educador Manuel Ascención García.

Es la limpieza que regula los pasos de la sociedad, latente de comunicación y confianza para los vástagos, madurándolos con palabras de aliento, fortaleciendo su autoestima y personalidad, eliminando errores y ampliando sí, el clima adecuado para escucharlos y alargarles verbos hermosos y positivos.

Fecha propicia este adviento del Altísimo para el arrepentimiento y el perdón, para el regreso del hijo pródigo, cuya presencia nunca olvida un padre y sale a la puerta mirando el tiempo de su llegada, para recibirlo diferente, sincero, tal como es en un verdadero acto de fe. ¨La fe nos permite quitarnos la máscara que nos ponemos para no revelar lo más íntimo de nuestro ser, pues no queremos que otro nos conozca a fondo, porque desconfiamos¨, dice Vicente Woodruff.

Este renacer aguarda a los que vienen de lejos para estar junto a los suyos, darnos el abrazo de navidad, sentirnos contentos y dejar en cada palabra ese sentimiento guardado de emoción para decirlo en esta ocasión tan especial.
Inquémenos para agradecer cada día al Todopoderoso, por todo lo que nos brinda en esta festividad lejos del lado comercial y pagano. Dios es nuestro protector. ¨Si algo pediréis en mi nombre, yo lo haré, refiere en San Juan.
      

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