La identidad laredina


La identidad local está conformada por las tradiciones, música, danzas, creencias, mitos, costumbres, hábitos, lo que se denomina la tradición oral, lo que existe en el imaginario del pueblo, por ello el antropólogo Jorge Osterling, asegura que cualquiera sea la ideología de la sociedad, todos tienen su mitología.

Parte de nuestra identidad es acudir a misa todos los domingos, hacerse la señal de la cruz al pasar por un templo, celebrar la festividad del Señor de la Misericordia y de los patronos de los anexos, alegrándonos con las danzas o las cuzqueñas de la Virgencita de la Puerta. Con la participación en estas actividades, aumentamos la fe y la creencia en un Dios superior, socializamos y es oportunidad de confraternizar con gente que viene de lejos y llega especialmente para dichas ceremonias.

El Dr. Alberto Moya reconoce que antes del 1900 se inicia el enganche con la gente de Huamachuco, es decir llegaron a los valles azucareros a laborar en la caña de azúcar, sumándose otra vez hacia 1950 de diversas zonas del ande liberteño, ancashino, incluso del centro del país.

Con ellos llegaron también sus los usos y costumbres y para no perder su identidad, forman las llamadas asociaciones, se produce una simbiosis entre la sierra y la costa, un intercambio cultural, o llamado también endoculturación.

En Laredo, se crea el mito del hacendado que vendió su alma al diablo para tener dinero, referido al terrateniente José Ignacio Chopitea, esta idea habría partido del mismo patrón, que-se dice lideraba una banda de asaltantes de carretera. Había solamente una vía para llegar a la costa, por la zona de Cerro Blanco o Quirihuac. Les quitaban sus animalitos, pertenencias y el oro que algunos traían de la mina.

El mito era con la finalidad de sembrar el miedo y no permitir la investigación de parte de los campesinos. Don José Zavaleta que frisa los 90 años de edad, cuenta que en efecto, su padre daba fe de esta realidad, de igual manera el señor Zavaleta, que cumplirá 84 años d edad, por versiones de su abuelita, confirma lo mismo y describe como gente negra a los asaltantes.

Un integrante de la familia Vergel, cuyo hijo fue mayordomo en Campo, se desempeñó como alguacil en aquel tiempo, y aparece con un fusil y una pierna encima de un personaje, en una fotografía, y este sería Chopitea, es lo relatado por Diógenes Gros, quien replicó lo narrado por un antiguo trabajador de fábrica de Laredo. El tema tiene interés para seguir develando el misterio.

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