LLego a los 65 años, con protección espiritual
Aún
respiro en este cristal teñido de ayes y lágrimas. Mi largura visual distingue
siluetas caídas de pelo largo y corto, rostros que se esfuman, desaparecen, se
embarcan a la nada. Visita mi cuerpo un lamento inusual y de extraña humedad,
como si una lágrima gigante helada, me envolviera entero de pies a cabeza, o de
cabeza a los pies.
En
este devenir agitado, la fe de mis manos y mi sangre, se unen en sagrada
oración, llamando a la piedad del Padre Celeste, que me cura con su mirada
generosa. Después acaricio el Rosario que embellece el amor del Corazón de
Jesús, y me brinda paz espiritual, tranquilidad en mis huellas laborales y maná
natural con mejor sabor.
Alegres
y pensativos llegaron mis compadres Henry y Sonia, y las colegas Janet y
Marianela. Mis hijas Melissa Beatriz y Daisy Tatiana, atesoraron con fervor el
Corazón de Jesús y lo depositaron en la sala, ahí me inclino en las madrugadas,
agradeciendo el nuevo día y pidiendo protección para seguir bien mis pasos las
horas que me restan de vida.
Fue el último 6 de febrero, un día antes de mi cumple, y a partir de ese
momento, mejoró mi fe, esperanza y lo material. Mi ahijado Robinson, dispuso
una remesa para arreglarme y verme mejor, mudé ropa y sentimientos; simbólicas
columnas dóricas y jónicas, apetecibles fuentes de bocadillos y una fotografía
mía completaron el tinglado.
Me
acompañaron periodistas jóvenes de ayer, del Mártires de Uchuraccay: Juan
Lavado, Nilo Zavaleta, Calín Mercado. De mayor experiencia: Humberto y Leonardo
Cosavalente. La ilustración literaria, la puso mi compadre Gerson Ramírez y mi
comadre Patty Rodríguez. Y los amigos, Tato, Tacher y Yeyo, alegres hasta el
desafío físico, por la borrachera.
Me
engrieron la cantante Mily Soto, el aeda Agustín Carlos, el director de la
revista Laredo, Andrés Aguirre, de Argentina llegó el primo Renán con su novia,
adiestrándonos en bailes tropicales. Reviví a Gilberto Reyna, Raúl Vásquez y
Eduardo Quirós (+), llegaban a Laredo y enseñaban las artes periodísticas, y
que siga la luz de la sabiduría.
Me
protege también el Cautivito de Ayabaca, a quien conocí en horas asustadas y
desesperadas. El amigo, Dr. Tito Alayo, me dijo: “es milagroso, la gente camina
de rodillas para agradecerle”, y le supliqué, a la semana saldaban una deuda,
que sirvió para arropar a mi nieta Dayana, hoy de quince años, inteligente,
estudiosa, y buena alumna.
La
Mamita de Otuzco, como no, cubre con su manto de protección, nuestro acento humano; todavía niños, la mamá
Ricardina, nos llevaba de la mano, pintado de negritos y con uniforme de canto
y de baile. A la voz de “somos negritos señores, de la Virgen de la Puerta, de
la Virgen de la Puerta”, los pies se avivaban y saludábamos con
veneración.
Entonces,
los católicos, familias enteras, padres, niños, se quedaban en la posada de
doña Paz, mujer muy servicial y caritativa, siempre tenía un lugar para los
visitantes, que sólo llevaban sus frezadas y solían probar bocado gentil y de
aprecio. La nostalgia nos llevó a recordar dicha casa, con el mismo aprecio nos
recibieron, ya las sobrinas.
Y
asimismo permanece en el hogar, la Virgencita María; con su halo, potencia las
fortalezas de la familia, ya en la vivienda, ya en la estancia laboral y en las
relaciones sociales, en el estudio y en el buen comportamiento, en cada acto
cotidiano. La fe que llevamos en el pecho, recibe también la iluminación de la
Virgen María.
El
año pasado, se grabó con llanto las mejillas surcadas de los hermanos, el Señor
llamó al mayor Lito, quien había superado varios males, y recayó por las
indisposiciones de la pandemia. Hoy nos ayuda desde el cielo, convertido en
angelito. No pudo conocer a su nieto Tomás, que tanto deseó. Queda Carmencita,
asistida por sus hijos los Pecos y las Camuchas.
Cumplo
65 años, este siete de febrero. No se puede celebrar, por el dolor humano.
Alertado por Nivardo Córdova, seguiré escribiendo junto a María Reina, mi
compañera; Meli y Tati, mis hijas, debutando en el grupo de Arte, que cobija al
premio nacional Wellington Castillo, la profesora Omaida, el pintor
internacional Alarcón. Como Imelda y Segundo Castro García, atalaya que
tranquiliza mi corazón y orgullo académico de la familia. Mis protectores del
alma, siempre estarán conmigo. Gracias.
Comentarios
The tin-stuffed titanium trimmer as seen on tv T-Shirt is titanium ore an open-air snow peak titanium flask T-Shirt for sale in Toronto. Designed with an attractive T-Shirt you can titanium bikes find in titanium paint color store at Toronto.Type: T-Shirt$69.99 · Out of stock