Imaginario rural, el amor y la mezquindad

 El amor por los ojos entra y otros cuentos de Elmer López Guevara (Ed. Papel de Viento, Trujillo 2022, 98 pp.), destaca el imaginario rural, respeto a la tradición para mantener la unidad  familiar y alargar la vida del pueblo, también predica la práctica de su lengua oral, giros idiomáticos locales y regionales; expuestos a la vulnerabilidad globalizada.

Asimismo, enfoca el romance y sus avatares, pregona el cumplimiento  de los valores morales y educativos, que garantizan el equilibrio social y emocional de una sociedad. Y cuestiona la mezquindad y mediocridad de los docentes en las zonas alejadas, cuyo comportamiento obstruye la libertad del alumno.

El cuento inicial, que da nombre al texto, utiliza una alegoría para sancionar la soberbia y el egoísmo, las personas se convierten en acémilas, (se colige que conservan sus facultades humanas), conforme se puede entender en las siguientes líneas:

“… Se inició en la casa de los Juanes, esos presumidos. No dejo de preguntarme como se pondrían cuando se vieron en el pellejo de un asno. Todo el pueblo conocía lo ostentosos que eran. Salían a diario en su Ford descapotado como si desfilaran en un corso, echando saludos con las manos (…) o cabalgando en sus alazanes con pellón costeño y herrajes de plata, bien enfundados en trajes tipo oeste americano” (pág.12).

También es una bonita historia romántica entre Benjur y Heredia: “Era fácil imaginar que el amor de Heredia había dado sólo para unos minutos de ternura, ya que le sería imposible amar a una bestia. Porque eso somos: unos cuadrúpedos orejudos, trompudos, y así terminaremos (…) Comprobamos entonces que el amor no es tan ciego ni tan cojudo como dicen. El amor  por los ojos entra, ni más ni menos” (pág. 34).

Y nos recuerda a la transformación de Gregorio Samsa, de persona a insecto, que representa el absurdo del ser humano, en La Metamorfosis (1915) de Franz Kafka (1883-1924) y Rebelión en la Granja (1945), cuyos animalitos simbolizan a seres de carne y hueso para denunciar, a  la corrupción y el totalitarismo, novela de George Orwell (1903-1950).

El eje amor-burro tiene una connotación amplia, además del idilio; podemos hablar del afecto a la profesión, al trabajo y al aspecto noseológico; cuando se carece de discípulos, se ausenta el conocimiento de generación en generación; casi ya no existen los maestros eruditos en las aulas universitarias, aquellos por ejemplo, que dictaban en latín o lenguas muertas.

De igual manera, en medicina, en entrevistas de campo, se ha podido establecer, que un especialista de la vieja escuela, advertía que la columna vertebral, no era sujeta a la intervención quirúrgica. Y se refirió a un paciente, sobre sus colegas: ¿qué te han dicho “esos burros”, que te operes? _La columna no se opera_ Y procedió a tratar al enfermo, desde los huesos de la cabeza hasta los pies, por más de  dos horas.

La obra está conformada por ocho relatos, escrita con una imaginación vigorosa y constante, cuyo tejido estructural interno tiene un manejo muy personal, fino, que no parece advertirse pero cuya riqueza contribuye para apreciar un mensaje claro en el desarrollo del cuento. Por ello, nos parece, que el reconocido Cronwell Jara, refiere sobre López, “nos encontramos ante la presencia de un escritor que se las trae”

El docente universitario, Elmer López, entre otras distinciones, ha merecido el Copé de Plata, en Copé Internacional, cuento, 2010; ha publicado: El hombre que tenía miedo morir, Caída libre, y Una visita inesperada. Éxitos maestro Elmer y siga avanzando en su camino literario.

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