Amor y Justicia
Enoc Rojas Guzmán, (Laredo, 1970) es un poeta dedicado a cabalidad al afecto de las letras; prepara un nuevo trabajo, mientras hablamos de su última creación, el poemario “7 y 30 p.m.”, que canta al amor de principio a fin, con versos llanos, figuras literarias y con profundidad filosófica para englobar en dos o tres oraciones una visión del afecto y la existencia terrenal; libro de madurez que grafica su calidad, iniciada por el autor de manera ascendente, demostrando capacidad de síntesis, rigor en la versificación poética, y labor en la depuración del idioma; que por supuesto es inacabable.
Enoc ensaya hasta tres introducciones, para titular a la nueva criatura literaria, cuestionar la injusticia social y material; desterrar el amor interesado e hipócrita; así como enfocar el peligro que significa decir la verdad en una nación latinoamericana. Y como lo intentaba, el español granadino, Federico García Lorca, hallar el camino real y verdadero, aquel rodeado de sacrificio y lucha, que nos lleva al triunfo definitivo; y desechar el falso, vestido engañosamente de felicidad y alegría.
Escribe: Escucha/ como canta la noche/ sobre este silencio de flores dormidas/ como suena este río caudaloso/ que recorre cada una de mis venas/ como se derrama el aroma de este charco de lluvia / que tengo fermentándose aquí en mi pecho/. Composición audible, nítida, impresionante para los sentidos y el alma terrenal, que recuerda la polifonía de Tristitia de Abraham Valdelomar: Mi infancia, que fue dulce, serena, triste y sola, se deslizó en la paz de una aldea lejana, entre el manso rumor con que muere una ola/ y el tañer doloroso de una vieja campana.
O cuando Carlos de Amat canta al ser sublime: Tu nombre viene lento como las músicas humildes/ y de tus manos vuelan palomas blancas/ mi recuerdo te viste siempre de blanco/ como un recreo de niños que los hombres miran desde aquí distante/ un cielo muere en tus brazos y otro nace en tu ternura…/ El momento más oportuno para desatar el sentimiento es la noche, al que también se han referido otros autores como Juan Rulfo:” Pregúntale a las estrellas si en la noche me ven llorar, pregúntale si no busco para amarte la soledad”; o sea se quiere de noche y en silencio en la soledad, en la tranquilidad del alma.
Luego se da pie a un canal bronco, fuerte y potente para inundar a los poros, las huellas del amor: “como suena este río caudaloso/ que recorre cada una de mis venas". Y esta aceptación romántica es amplia y generosa, que colma toda expectativa; por eso cifra,”como se derrama el aroma de este charco de lluvia”. Al amor total y general se suma la constancia y renovación, la continuación de este afecto: “que tengo fermentándose aquí en mi pecho”. O sea el amor y el corazón, conforme se puede colegir es el centro de la vida. Es un verso hermoso, acabado y redondo.
Más adelante, la poesía de Enoc se refiere a la insistencia y tenacidad de seguir abordando la escritura en contra de la indiferencia y pobreza mental; comprendiendo que aquellas personas solitarias que aman la literatura y el arte, aun pudieran ser tildadas de enajenadas, aunque de alguna manera, podríamos decir que dicha apreciación raya con la realidad, por el desprendimiento y compromiso de los artistas con el público. Así, dice: “Sé que tengo que andar este difícil camino que es como una columna de tierra parada por donde no he encontrado cosa más importante que hacerle una canción a este bosque de adobes que están conversando en silencio”.
El ruego final es para tener una sociedad más cualitativa, sensible, educada, preparada para la lectura y el cambio; llena de afecto, solidaria y buena, sin imposibles; de modo que hasta los seres inertes se transformen: “Todavía no pierdo las esperanzas que algún día nazcan seres humanos verdaderos y que las piedras puedan volver a oler como las rosas”. El poemario “7 y 30 p.m.” de Enoc Segundo Rojas, traduce el afecto a la mujer amada, evoca la persistencia de la poesía y su compromiso del escritor para seguir produciendo en un mundo indiferente y aspira la solidaridad y amor de la nueva sociedad, en que la transformación y justicia social sea el Leith motiv de la existencia terrenal
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