El MIto en la obra de Watanabe (2)

Otro poeta migrante de la generación del 70 es Enrique Verástegui, que evoca a su Cañete y sus viajes de este a la capital. También lo fueron: César Vallejo, de Santiago de Chuco a Trujillo y luego a París, Abraham Valdelomar de Ica  Lima, Ciro Alegría de Huamachuco a Trujillo.

Solía decir José Watanabe que siempre llevaba a Laredo en su corazón y que en el más lejano sitio en que se encontraba le parecía que estaba caminando por las calles de su pueblo. Escuchemos En El Cauce Vacío, que retrotrae su niñez por las aguas del río y del florido valle Santa Catalina.

En Verano,
Según la ley de aguas, el río Wichanzao no viene a los cañaverales
Los parceleros lo detienen arriba
Y lo conducen al pan llevar
Aquí en el cauce queda fluyendo una brisa, un río invisible
Camino pisando los cantos rodados enterrados en el limo
Y mirando los charcos donde sobreviven diminutos peces grises
Que muerden el reflejo de mi rostro.
Los pequeños sorbedores de mocos ya no lo atrapamos en botellas.
Tampoco tejemos trampas par camarones…

En el poema, la frase Los pequeños sorbedores de moco, es una metáfora que significa la niñez, igual a las palabras Tampoco tejemos trampas para camarones. Pero a la vez hay un distanciamiento hacia la vida adulta.
Es decir el escritor acude al uso del tiempo como categoría gramatical para darnos a entender que ya estamos adultos pero queda la memoria de la niñez transcurrida hollando el barro del canal de regadío.

Entonces la obra de Watanabe se alimenta del Imaginario colectivo local, sin que esto signifique tomarlo tal cual, como una acción repetitiva carente de colorido, sino que lo recrea formando un corpus inventivo tomado de la realidad social, pues la literatura se fomenta en la vida comunitaria.

A ello se agrega un sello propio, un estilo original, desempeñado por José, quien pulía en exceso y escribía hasta recibir el nuevo día, laboraba de manera tesonera altamente concentrado incluso llegaba al estremecimiento y hasta las lágrimas.
Otro de los mitos que fluye es el contado por el maestro Alberto Moya Obeso, se trata que en el momento de la muerte, sale del pecho una rana y uno pesa menos; la rana simboliza el espíritu que deja el cuerpo para reencontrarse con otros seres y dar perpetuidad a la existencia en una surte del eterno retorno.

Dicha fuente sirvió para que nuestro bardo recreara El Nieto:
Una rana
Emergió del pecho desnudo y recién muerto
De mi abuelo Calixto Varas.
Libre de ataduras de venas de arterias  huyó
Roja y húmeda de sangre
Hasta desaparecer en un estanque de regadío…

En los poemarios Historia Natural (1994), El Huso de la Palabra (1989) y Cosas del Cuerpo ( 1999), reconoce el investigador Camilo Fernández, figuran los mitos y el deterioro del cuerpo como temas de creación literaria.

“El Huso… es considerado el poemario más importante de la década del 80 del siglo anterior y valorado como uno de los escritores más importantes en Latinoamérica por el crítico Ricardo Gonzáles Vigil, quien asegura que hay obsesión por el mensaje exacto, por eso lo de “huso” similar al tejido, esta vez para superar el tejido verbal como pintura de vivencias concretas.

Acusa mayor madurez, ha perfeccionado sus personajes y temas anteriores. Refiere, el amor, la escritura y la muerte. Para Carlos López Degregori, Watanabe se cuida de fijar su primer contacto con la poesía, que ha perpetuado sin importar el tiempo, ni la virtuosidad formal creciente.

Del citado poemario, leamos La Danza
La mano de mi esposa resbalaba desmayada
Por el brazo del sillón, dándose al beso final.
Hacía tiempo que ella era mi fallecida.
El silencio nos comunicaba bien.
Las palabras eran un contratiempo, nos despertaban
Del conjunto escultórico
Que componíamos: Dama y caballero
Sobre la funeraria, y ella empezaba su larguísimo reproche, mis descuidos en la vigilancia de las aguas
Oh esas infinitas noches en que nuestras palabras
Terminaban siendo jitanjáforas
Que vagamente expresaban encono y desazón
Hasta la luz del alba, celeste afuera, virando al amarillo en mi ventana
Yo creo casi supersticiosamente en signos,
Y esperaba la ocurrencia de uno que pusiera alguna
Definición entre nosotros
Fue cuando apareció en la sala la raíz blanca
Extraviada e inquietante
De un árbol callejero.
La raíz separaba dos baldosas y energía nudosa,
Y espectral
Como los tres huesos de un dedo, al comienzo
De un esqueleto completo
Que había escuchado arduamente hasta mi casa
Para dormir.

Los versos se pueden interpretar como la atmósfera difícil que pasa un creador, su labor de noche hacia la madrugada, separándose de la familia, no obstante de vivir juntos pero que se desprende de su calidez o afecto para cumplir con la inspiración que el corazón y la inteligencia dictan, aunque originen desavenencias o desencuentros circunstanciales.

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