Watanabe y Capacidades Creativas



José Watanabe entendió muy bien el proceso de creación, por eso laboraba indesmayablemente, hasta agotar su última energía, en cada escrito se le iba el alma y la vida; escribía de noche y solía recibir con serenidad y beneplácito el nuevo día, comentó el maestro universitario Alberto Moya Obeso, con motivo de los 9 años de la desaparición física del vate laredino, la última semana de abril.

“De los grandes Flaubert o Balzac, aprendió la persistencia del trabajo literario por eso es considerado clave y clásico latinoamericano con proyección universal, realzándose sus libros en Europa y sobre todo en España, con lectores cada vez más creciente, conforme asegura también el reconocido crítico de Lima, Camilo Fernández Cozman”.
“Consciente de la producción titánica de César Vallejo, lo admiraba y aspiraba avanzar más, asumiéndolo como reto y lección; por eso Watanabe alcanzó el amplio reconocimiento en el orbe cultural y es un buen arquetipo de las capacidades creativas en  esta era de competencia y de avance tecnológico, ya que crear resulta una necesidad fundamental para no desfasarnos y continuar en la tarea del desarrollo”.

Es mejor si este proceso tiene una visión multidisciplinaria, que ayuda a interpretar la realidad social para una formulación más certera de nuestra hipótesis de trabajo;  es tanto el interés y la importancia del tema, que ahora se habla de crear o morir, crear o morir, remarcó el Dr. Alberto Moya Obeso.
Pero no solamente es el deseo o la pretensión, crear supone todo un esfuerzo, toda una dedicación exclusiva, de amor, fe y sacrificio porque nada es gratuito, todo tiene un costo para alcanzar un objetivo propuesto; Watanabe tuvo que leer mucho, indagar, viajar a fin de brindarnos aquellos textos de contemplación a la naturaleza, afecto al ser amado y compromiso con la acción de escribir.

Por su parte, el investigador y escritor Gerson Ramírez Ávila, se refirió a la meditación filosófica del autor de Cosas del Cuerpo, asimilada de los haikus, cuya brevedad sintetiza el paso del ser humano por la existencia terrenal,  en una suerte de símbolo vital y palpitante. “José perteneció a la generación del 70, caracterizada por ser conversacional y militante pero él se mantuvo al margen para no caer en los textos panfletarios e ideologizados”.
“En su obra se percibe la  influencia de los mitos urbanos y rurales de Laredo, originado por la migración andina sintonizando con el costeño y sumado los elementos culturales orientales; la gente de la sierra se desempeñaba de braceros en los campos de caña de azúcar a partir de 1890, en el sistema conocido como enganche”.   

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