Letras vedadas
Letras vedadas
El diluvio de Rosaura Albina (2014) de Luis Fernando Cueto
(Chimbote 1964) es una novela voluminosa que habla de la historia, locales
y mujeres de la prostitución en
el referido puerto. Una excelente estructura, paisajes imaginativos, y la descripción magistral de la tipología
física y sicológica de sus personajes, atraen e impiden dejar su lectura
impresionante.
Con las diferencias de la situación, Amor de burdel cuento del
laredino Félix Rodríguez (Laredo, 1967), habla sobre el afecto de Fernando y
Carmín, romance nacido en un lenocinio, consolidado en el matrimonio de
felicidad hasta tener muchos bienes, producto de una herencia femenina, para
alcanzar el bienestar de la pareja.
No es la comodidad rural y alejada de Juntacadáveres de Juan
Carlos Oneti, La Casa Verde de Vargas
Llosa, tampoco el encanto y la dulzura de las mujeres alegres, que ya de madrugada
encargaban a Julio Ramón Ribeyro, comprar
licor. No, aquellos relatos tristes de personajes famosos, que contaban a la
mujeres del oficio más antiguo del mundo, consignado en alguna obra de Gabriel
García Márquez.
El relato que comentamos encuentra su riqueza literaria en la
observación y descripción, que lo acercan a la antropología en su grado de
Etnología. Se ha establecido mediante investigaciones, que el ambiente y
personajes aparecen tal y conforme es la vida real, las famosas colas para
ingresar a las mujeres más hermosas, los cuartos identificados con números,
como en un hotel, entre otros elementos. Dejamos un breve texto del autor:
Fernando, todos los días colocaba un
ramo de rosas de color rojo, en la habitación N°15, de exclusividad para la
esbelta Carmela. Un día a pocos minutos de su onomástico sorprendió con un
grupo musical de Mariachis, la bella haciendo un alto a sus labores del oficio
más antiguo, aceptando su declaración de amor con un beso, mientras los
clientes se peleaban en la cola por el orden de llegada —yo llegue primero
decían algunos—, ante la escena de amor.
La hermosa había tenido malas
experiencias en el amor; unos solamente le pedían dinero y paraban embriagados,
otros alquilaban un departamento y ellos cobraban otorgándole exiguas monedas.
Estuvo muchos años sin pareja alguna; Nando no exigía ninguna moneda sólo pedía
ser correspondido y demostraba sus sentimientos a pesar de la indigna labor.
A Carmela nunca lo habían dado un
ramo de rosas con un beso en la frente, como también nunca había paseado
agarrados de la mano cerca de un muelle norteño. Sintió una última oportunidad,
casándose civilmente en una municipalidad, de manera privada acompañados de dos
damas testigos, de su mismo centro de labores.
La agraciada fémina tenía hectáreas
de terreno agrícolas, producto de herencias de sus abuelos fallecidos en otra
ciudad, y con el ahorro y ventas de partes de sus campos, edificaron un
prostíbulo propio de los nuevos cónyuges; con una edificación moderna,
otorgando diferentes servicios de erotismo, libidinoso, lascivo, placer para
ambos sexos y de diferentes orientaciones sexuales e identidades de género,
asimismo servicios a discapacitados y con habilidades especiales. Al cabo del
año ya tenían varias tiendas comerciales poniendo diferentes gerentes en sus
diversas empresas…
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