Crisis en la Comunicación y baja autoestima en Los patos mandarines de Gloria Portugal

La comunicación  es la interpretación e intercambio de pensamientos, sentimientos, deseos, órdenes y otras expresiones mediante la palabra, gestos, símbolos y demás señales, refiere el  reconocido escritor y docente universitario, Gerson Ramírez Ávila,  sustentado, con otros autores, en el libro Lenguaje y Comunicación.

Y la ausencia de comunicación, es uno de los problemas más graves del universo, que tiene incidencia en el desenvolvimiento humano, las dificultades aparecen cuando no hemos sabido entendernos con los demás, ya sea por incomprensión, orgullo, celos, apresuramientos, prejuicios, complejos, carencia de tiempos y espacios, y otras causas.

En el cuento inicial, Los patos mandarines, que da nombre al libro de Gloria Portugal (Trujillo, 1976) identificamos crisis comunicacional en el hogar. “Es otra noche de esas en que papá ha llegado cansado y mamá le ha preguntado qué le pasa, por qué está tan serio y si está enojado con ella. (pág. 3). La dama se deja llevar por la obsesión.

Y se aferra a su actitud negativa, insegura de sus actos. “Entonces mamá irá detrás de él y le exigirá que le diga qué tiene porque seguramente ella ha hecho algo que le ha molestado y que por favor se lo diga para no volverlo a hacer” (pág.3). Lo que conlleva a una desvaloración de la persona y su  autoestima, y a una escena de celos, apreciamos:

“Le dirá que ya se dio cuenta de que él ya no la quiere, porque como va a querer a una mujer gorda y fea, si seguro ya conoció a otra mujer y por eso él está así indiferente” (pág.3-4). Esto origina una relación tóxica permanente y cotidiana, muy sufrida por su único hijo; quien para evitar las discusiones diarias, compra un par de patos mandarines.

Los animalitos tenían el poder mágico de unir a las parejas, para que en la casa vaya bien; pero trabajaban en pareja, si se los ubicaba a distancia, los esposos también se separaban. Lo que surgió efecto y hubo buenos momentos de tranquilidad y felicidad.

“Era bueno ver a mamá y papá contentos. El niño ya no sentía ganas de salir corriendo

de la casa. Tampoco sentía aquella opresión en el pecho al escuchar los sollozos de mamá, o esas ganas de golpear su cabeza contra la pared cuando ella levantaba la voz y papá le decía que se calmara” (pág.8). Pero ella no daba tregua, se molestaba y trataba al compañero como si fuera un enemigo, celándolo otra vez, sin motivo y fundamento.

La tranquilidad fue circunstancial; se repitieron desdichas y las tormentas emocionales. Los patos se habían caído, perdieron efecto y para reubicarlos, en su desesperación, al niño se le fueron de las manos al piso. “Y mientras se reincorpora, logra ubicar en la silueta de uno de los patos: la hembra, consta al acercarse lo suficiente

con el pico roto. Del macho, no queda ningún pedazo reconocible, sólo un trozo de cráneo sin cara, que en la penumbra al niño, le parece ver lleno de sangre” (pág. 12). La simbología y la magia es parecida al Gallo de Oro (1964) de Juan Rulfo (1918-1986). Una mujer acompañaba a un jugador, quien ganaba, ganaba y ganaba dinero.

De pronto, perdía, perdía y perdía; al percatarse, la dama a su junto, había fallecido; significa que conforme agonizaba, la suerte le era adversa y venía la merma. Igual mientras  los patos, estaban íntegros, seguía la paz en el hogar, una vez destruidos, por analogía  se agotaban, esfumaban y desaparecía la armonía familiar.

Y los traspiés se evitan con diálogo real, claro, justo y oportuno, para beneficio del hogar. Ante alguna falla se recomienda: “Durante la semana siguiente enfoque su atención sobre sus propios defectos y no sobre los de su cónyuge. Percatarse de las deficiencias es sólo el primer paso. El paso que sigue es corregirlos.

Siga este procedimiento en su comunicación con todos los miembros de su familia. Si no está seguro de un problema pregunte a su cónyuge que le disgusta en la forma como usted habla o escucha”. (Matrimonio Feliz, Abel Carranza, Ed. del autor, pág. 41). Y debemos valorarnos como seres humanos, fortaleciendo cada día nuestra autoestima.

El texto se complementa con El Atrapasueños, una insinuación de tocamientos sexuales de un padrastro a su hijastra o un estado mental alterado en los sueños; una disyuntiva que el observador debe concluir, luego de hilar muy fino esta historia, que se menudea a pesar de colocar un atrapasueños, justamente para impedir que los actos se repitan.

Pero continúan, a pesar de ser malo, “…y aun así sigo soñando que el Isidro se mete detrás de mi biombo y me toca y me mete sus manos dentro de mi trusa y hasta me dice cosas horribles, que no le puedo decir porque son pecado y me da mucha vergüenza… (pág. 18).

La autora tiene reconocimientos regionales y ha publicado los poemarios Insanías (2010), Estrellas en el cielorraso (2016), Canción del manicomio (2020), reside en Lima. El texto es el número 5 del Plan Lector Popular Secundaria.

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