Muerte, Frustración y Locura en la obra de Luis Flores

 La muerte es un lenguaje callado, silencioso, tranquilo. Se parece a una pompa de jabón, que limpia todo lo malo, decía Luis  Alberto Sánchez; y uno queda expedito para el viaje final. Quienes regresaron, por una circunstancia extraña, cuentan que se siente una paz espiritual profunda, indescriptible, única. Les falta cumplir su jornada en la tierra.

 ” A nadie debe sorprender que se hable de la muerte, pues forma parte de las relaciones cotidianas entre los seres humanos, se trata como se sabe, de la existencia que llega a su final” (Segundo Castro García, POESÍA HISPANOAMERICANA:.DE LA VANGUARDIA A LA POSMODERNIDAD, pág. 324, Ed. San Marcos. Lima 2012).

 Pero en la narración,  Por algún levantapolleras del huamachuquino, Luis  Flores Prado, el deceso viene a consecuencia de una razón ideológica, militante, de la llamada guerra popular, originada en 1980, con el levantamiento de grupos armados que consideran, la llegada al poder mediante el uso de la violencia, como única vía para salvar la pobreza.

 El sujeto, agónico y el narrador omnisciente, son los protagonistas de la breve historia, que siempre debe llamar a reflexión: -“¿Quién de ustedes perros es el primero? ¿Algún levantapolleras? Pero una descarga lo estremeció, desplomándolo (…) tiene el ojo izquierdo y pómulo desechos, un tanto hinchados y sangrantes… (págs. 3 y 4).

 La desigualdad económica, el hambre y dolor, transformados en odio, era la razón de su militancia, - Tú sabes “Misho” como arde aquí dentro el odio (pág. 5) y –había pobreza, compañero; y abandono. El abuelo calzaba unos llanques de cuero de vaca y sus pies como tierra en sequía, agrietados. Yo robaba una porción de pan de la abuela. (pág. 6).

 Antes de extinguirse, pidió una granada para que se auto elimine, no se le concedió o se le dispare en la cabeza, lugar más seguro, para perder la vida. Pero su final fue más trágico. “Atrás se quedan los despojos del compañero, como el vapor del aliento,  con ello el odio, extendiéndose y fertilizando la tierra, con sus dedos sin yemas, porque lo hemos cortado, así como hemos reventado su cabeza con una

buena piedra, varias veces, para que no quede huella de su rostro” (págs.. 11-12). El relato está bien hilvanado, con un discurso sencillo y con la utilización de figuras literarias, que ayudan a comprender la zona agreste y su naturaleza difícil, escenario de los acontecimientos.

 El texto forma parte de las creaciones literarias de la violencia, cultivada por autores importantes como: Miguel Arribasplata, La niña de nuestros ojos; Julián Pérez, Los Alzados; Dante Castro, El tiempo del Dolor; Alfredo Pita, El Final del Camino; Luis Fernando Cueto, con su excelente novela, Ese Camino Existe, entre otros escritores.

El libro también comprende, En los maizales, cuya tema es la frustración familiar, debido a que la esposa Micaela no puede alumbrar y en el intento fallece con el hijo esperado; lo que origina en su esposo Rufino, la locura. La escena pasa en el campo, en la chacra de maíz, en la que creció un fruto inusual, gigante, su orgullo.

Las mujeres del campo, son fuertes,  resistentes, y a veces no miden la gravedad de los hechos, Micaela en estado y a punto de alumbrar, ya tenía dolor en el vientre, no molestó a su compañero porque lo vio muy contento con el hallazgo del huerto, no común en la zona; el grito desgarrador de la esposa lo estremeció y corrió para asistirla.

“-Rufino es muy grande….no sale… se va a morir…corta pa que salga… corta…por aquí Rufino…corta…corta se muere…corta…” (pág. 18). El bebe  estaba atravesado y era imposible que salga. La mujer se desangra y muere, el esposo lloró y lloró hasta que los ojos se le desorbitaron y transformaron en un gesto demencial y macabro.

El impacto fue tan estremecedor, perdió la razón, con sus manos todavía embarradas, cogió el descomunal choclo. “Apresuradamente toma el camino de la loma, llevando el fruto como un hijo, recostado contra su palpitante tórax. Ya en la cúspide, torna a mirar el extenso maizal y levanta el choclo con sus dos manos: -Soy padre” (pág.18).

Por algún levantapolleras de Luis Flores, (Trisket editores, Trujillo 2020), ayuda a pensar que hechos cruentes, ya no deben repetirse en la historia peruana; ante los diversos problemas, mejor es optar por el diálogo, el entendimiento y la concertación, conforme corresponde a los seres civilizados, en una sociedad libre y democrática.

Asimismo, fomentar las conversaciones permanentes entre las parejas de esposos y expresarse oportunamente, para no causar problemas, que arruinan la familia y la vida. Tener presente que la tranquilidad y la buena disposición, son imprescindibles para mantener el equilibrio y la paz que todo hogar necesita, para progresar y seguir adelante.

 

 

 

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