La orilla romántica de Gerson Ramírez Ávila

 


Recordamos con agrado, La Otra Orilla, que forma parte de Cenaremos en Madrid (2017) de Gerson Ramírez Ávila (Laredo, 1969), que habla del enamoramiento, el amor consumado y también culminado entre Leonardo, ya maduro de cuarenta años e Isabel, de tiernos y coloridos 22 almanaques. Laboraban en una ferretería, al cabo de dos años de verse a diario, se atraen y tienen romance feliz; pero culmina. 

Él, a su edad ya tenía desánimo enamorarse; sin embargo, siempre hay una esperanza, una ventanita de luz que a uno puede animarlo. “Y ya con los 40 años a la vuelta de la esquina estaba convencido de que la felicidad era una puerta que Dios le había cerrado en las narices antes de tiempo. Pero una tarde conoció a Isabel”. 

Con los días acrecentó el reojo y su cariño; y pensaba conquistar a Isabel, aunque estaba en la otra orilla, se decidió “… casi exánime, dejó caer en la turbulencia de la corriente su anzuelo mohoso de pescador bisoño: ¿Me acompañarías uno de estos días a pasear por ahí?” . No recibió respuesta mediata, tampoco inmediata. 

Y se encontraron de noche, en la ferretería, ella la invitó a quedarse. “Se escondió detrás de los armarios para que él adivinara el color de su ropa interior, mientras se desnudaba. Después se tendieron detrás del mostrador. Ella no era virgen, pero sus 22 años bastaron para que lo desollara a pausas como a un triste becerro”. 

Acabado lo fantástico, volvieron a su realidad cotidiana en la empresa, lejos de los paseítos y la gastronomía, distanciados de la belleza del mar; Leonardo en su propio extremo. Siente que, sin ella, ya no será el mismo. “Isabel y yo seremos como dos barcos navegando en el mismo mar, pero jamás podremos encontrarnos”. 


Testimonio de Gerson Ramírez 

“Sucede que, cuando hacemos un cuento, los escenarios, personajes o situaciones nos conmueven de tal manera que sentimos haber encontrado nuestra historia favorita. En mi caso, escuchar cuentos y relatos de la boca de mis mayores, en mi niñez, fue el punto de partida para iniciar –no sé en qué momento- mi labor de escritor. 

Por eso te invito a leer este cuento. Tal vez te encuentres reflejado en el. Que más da. ¿Acaso la vida misma no es más que un cuento? ¡Acaso nosotros no somos más que nuestros propios personajes?” 

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