Caminos de Libertad: para el cambio mental (1)

 

Caminos de libertad (El Cultural, Trujillo 2016, 197 pp.) de Demetrio Ramos Rau (Huaylas, Ancash 1942-Trujillo, La Libertad 2022), retrata el origen y evolución del autor, como persona e integrante de un grupo humano, en el entorno familiar, educativo, social, económico y cultural.

 Establecemos el siguiente aporte: 1.- Revalora la identidad, a través de las tradiciones de su pueblo Huaylas. La identidad, es el respeto y práctica de las costumbres, genera sentido de pertenencia, esencia anímica, aviva el cariño al pueblo y su gente. Se repite cada generación, manteniéndose en el tiempo.

 


El autor, detalla la intervención de su familia en las festividades religiosas de la comunidad. Expresa: “Sobre mi participación en semana santa, los recuerdos se retrotraen hasta la década de 1940 y se ubican en las calles empedradas de Huaylas, donde transitábamos cada Domingo de Ramos con mi hermano mayor, conduciendo el “burro del Señor”, un animal de color blanquecino, manso y lozano, como El Platero de Juan Ramón Jiménez…”(pág.17).

En efecto, alude al asno de Platero y Yo (1914), del español Juan Ramón Jiménez (1881-1958), premio nobel 1956. El escritor tardó siete años en publicarlo; enseña  el cariño, respeto a los animales y la importancia del patrimonio rural y cultural.

2.- Práctica de la educación, basada en La letra con Sangre entra.

El castigo físico, la reprimenda corporal, tuvo una época marcada en el país; eran tiempos en que la voz del profesor, no era rebatida. Ya lo dijo, y no había punto de discusión. Lo que se conoce como magister dixit, “lo ha dicho el maestro”, frase aplicada en la Edad Media, al referirse a un contenido inapelable, a la reflexión de Aristóteles.

El literato  habla del centro educativo de su zona, entre los años 1949 y 1954. “…Se regía en mucho por los cánones y didáctica tradicionales, no se usaba la palmeta; pero sí una y otra regla gruesa, que no tardaba en romperse, debido a la continuidad en su uso como instrumento de castigo, su reemplazo era una varilla de membrillo, un madero  delgado y resistente, que dejaba huellas indelebles en las partes del cuerpo, donde se aplicaba...”. (pág.25).

Avanzaron los años,  y también la transformación mental; los estudiantes ahora tienen mucha protección física y espiritual; se apela al amor, comunicación, diálogo y a la consideración personal.

3.- Proyecto de vida, para una cabal realización

Hace algunos años, asistimos a la Universidad Privada del Norte, a un taller vivencial, llamado Yo Periodista. La profesora guía, recomendó olvidarse del trabajo cotidiano, para ser lo que somos, personas comunes, corrientes, de carne y hueso.

Cogimos un papel y lo arrugamos, unos de manera suave; otros, fuerte; y más fuerte. Después, lo estiramos. Y la tutora, lo extendió, preguntó si apreciábamos las marcas, que imprimimos al presionar el material. Son las líneas del ser humano y las huellas que deja la vida.

Para evitar, las señales preocupantes, recomendó trazarse un proyecto de vida, por ejemplo, como me veo hoy, como me veré en cinco años; después en diez, en quince. Cómo voy estableciendo y fijando mi riqueza espiritual y material, en el venidero. Si forjaré una familia, como me voy consolidando, como preparo y ayudo a los hijos, al hogar.

Entonces, un proyecto o un plan de vida, supone la enumeración de los objetivos que una persona quiere lograr a lo largo de su vida y una guía que propone cómo alcanzarlos. Este plan puede incluir metas personales, profesionales, económicas y espirituales.

Debe contemplar tres aspectos fundamentales: visión, misión y metas. La Visión en un proyecto, es la imagen del futuro que deseamos alcanzar. La misión, a la que se llega con  actividades que vamos a realizar.

Y un Proyecto de vida, se había trazado el autor, para efectuar una obra personal sostenida. Manifiesta “… no pienso renunciar a un proyecto de vida, que me conlleve a la realización plena o al empoderamiento de mi humana condición…” (pág. 187).

Y reconoce que “Históricamente, puedo decir que mi ansia de tener un proyecto de vida, me acompaña desde los primeros años de la adolescencia (…), estaba latente, incluso al final de mis años de primaria, haciéndose más nítido a mi llegada a Chimbote, después a Lima y Trujillo” (pág. 188-189). 

3.1 Revalorar la autoeducación y el autoconocimiento

Estos dos indicadores, forman parte del Proyecto de vida. Son vitales para crecer, desarrollarse y triunfar; debemos potenciar  la autoeducación y el autoconocimiento. El término autoaprendizaje, se refiere a aprender uno mismo en un acto autor reflexivo. El autodidacta​ es quien se enseña a sí mismo; más adecuado es el término aprendizaje autónomo.

El autoconocimiento, consiste en conocernos profundamente a nosotros mismos, sabiendo entender nuestras emociones, defectos, cualidades y problemas en cualquier contexto.

Con estas reflexiones, se propone avanzar y llegar a sus metas. Es decir, mientras más nos superemos, alimentándonos con nuevos saberes, por nuestra propia cuenta, estaremos en un mejor nivel de expectativa.

El investigador, manifiesta: …” en perspectiva de descubrir los logros de la autoeducación y el autoconocimiento y a través de ellos, encontrar los caminos de la libertad,  que ando buscando, con todas mis potencialidades y limitaciones…” (pág. 187).

La práctica de estas dos propuestas, lo llevó  a nutrirse de lecturas, que le sirvieron para analizar interna y externamente la condición humana; asimismo estableció una sistematización, que le ayudó a asimilar nuevos conocimientos, pese a su cultura todavía en desarrollo, pero que le servirían para nuevas conquistas, similar al punto de apoyo para mover el mundo, como dijo Arquímedes.

 

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