Literatura Infantil: Filomeno, El Oso Guardián; de Gerson Ramírez
Con el tiempo también ha crecido la felicidad de los cultores de la literatura infantil; bulle el corazón para nutrir a los seres blancos, que son cajitas de sorpresas, esponjitas que todo asimilan y cuya inocencia es natural en la niñez.
Aunque el
Nobel, José Saramago decía que la Literatura no modifica el statu quo, creemos
que tiene influencia en las decisiones personales de los lectores y de los
bajitos, fomentan la solidez de su pensamiento, que despertará en el futuro.
Filomeno el oso guardián, del escritor laredino Gerson Ramírez Ávila, es
un cuento breve poblado de animalitos en un ambiente natural de verdor
inacabable y bajo cielo azul impresionante; si lo comparamos al universo
humano, diríamos que promueve la ayuda mutua, la comprensión, amistad
inseparable y la solidaridad.
Aquella
virtud solidaria, de la que habla Vicente Woodruff: cuando uno siente con el otro y a
consecuencia se le une a su dolor, sufrimiento o alegría, practica y fortalece
en su propia persona la virtud de la solidaridad, que exige más de un simple
compromiso, nace de una vida asumida en profundidad. (Hacia una ética de la
solidaridad, CEP Lima 2000).
Filomeno …
despedido del circo, camina acompañado de su soledad, no presta atención a la
luna, a la que llama “blanca veja”. “Sólo quería decirte que si vas más allá de
esos álamos dormidos, llegarás a la escuela (pág. 8) Y termina de vigilante,
ganándose el cariño de los estudiantes.
“Cuando al
final del verano regresaron los niños, por Filomeno abogaron todas las aves del
cielo (…). Le habilitaron un cuarto con perchero de madera y hamaca remolona
donde descansa en las tardes, mientras lee emocionado historias alucinantes de
duendes y viajeros” (pág. 14).
El texto
cautiva por su discurso llano, sencillo, que predispone el afecto de los niños
y niñas con la historia y sus personajes, caracterizados por sus acciones
constructivas y edificantes; enseñando respeto y amor a la naturaleza. Y
sustentado muy bien por las ilustraciones de la artista plástica, Isa Brissa,
en color y papel de primera calidad.
La entrada
del libro remonta a nuestra niñez en la época de circo, hoy extinguidos.
Llegaban carpas pequeñas a pueblos pequeños; en uno o dos vehículos viejos se
exhibían los payasos, la infaltable bailarina y
jalaban un león también viejo. La “orquesta” lo conformaba una tarola,
un bombo y un trompetista. Por supuesto que a la ciudad llegaban los de buena
calidad.
Sobre Cuentos
de la Campiña, producción anterior de Gerson, el crítico literario Segundo
Castro García expresa que aborda en lengua literaria (…) la vida cotidiana, el
desenvolvimiento de los animales, a imagen y semejanza de los hombres. Gerson
Ramírez recurre a una expresión sencilla y amena, con buen dominio de la escritura.
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