AVENTURAS EN IQUITOS
El administrador, Félix Rodríguez, asesora al congresista Diego Bazán y despacha en Laredo. Reúne valiosa experiencia en consejería pero su labor es diversa, tiene reconocimiento internacional como innovador; también dibuja y escribe. Corrige sus testimonios. Aquí una muestra de AVENTURAS EN IQUITOS
Nudo de calzado
Saliendo
de Huanchaco en vuelo hacia Iquitos, en una hora y cinco minutos ya estábamos
en nuestro destino. Primera vez viajando en avión; la aeromoza dijo por el
micrófono “ajústense los cinturones”, viajaba con mi amigo conocido como el “Choclo”,
quien rápidamente se aseguró el cinturón.
Preocupado
por estar ya encima de las nubes y sin asegurar el cinturón, debido a que tenía
los dos cinturones cortos que no abrochaban, el choclo no tenía problemas,
estaba cómodamente leyendo el diario La Industria. Y no se podía ver como
estaba abrochado el suyo; le pregunto ¿cómo lo hiciste?
Y
dejando a un lado el matutino trujillano, observo que él tenía los dos
cinturones largos que, al no poder abrocharse, los había amarrado tipo nudo de
zapatos.
El engaño
Al
llegar a Iquitos, los pasajeros fuimos recibidos con danzas de bienvenida de la
selva, nos sentíamos grandes turistas a lado de gringos y visitantes japoneses
que llegábamos al tropical Iquitos.
Nos
desplazamos en moto taxi, desde el aeropuerto hasta la ciudad. Llegamos a una
dirección indicada por un paisano, quien aseguró, que nos recibiría con mucha
voluntad y algarabía.
Al
constatar el domicilio y llamar,
sorprendida salió una señora con sus hijos. Nos manifestaron que nadie
conocía al mencionado vecino laredino. Se iniciaba recién, nuestra verdadera
aventura, sin conocer a nadie y con pocos soles en el bolsillo.
Comentarios